Arcanos

Una de las razas más comunes del continente de Terraisk son los arcanos. A lo largo de las eras, los cambios geológicos, la diversidad genética y la interacción con ciertos dioses han dado lugar al surgimiento de distintas variantes dentro de esta raza. Aunque todos comparten rasgos como orejas redondeadas, alturas similares y constituciones cercanas, cada subgrupo presenta diferencias únicas en apariencia, cultura y forma de vida.

Arcano oriental:
Apariencia física: Su piel presenta un tono amarillento constante, inalterable incluso bajo la luz del sol, como si la naturaleza hubiera decidido fijarles una identidad serena y discreta. El cabello y los ojos se mantienen en una gama oscura, entre marrones y negros, reforzando su aspecto sobrio. Sus ojos rasgados, con doble párpado, les otorgan una mirada profunda y reflexiva. La estatura rara vez supera el 1,75 m, pero su porte transmite equilibrio y firmeza.
Estilo de vida: Viven en estrecha armonía con la naturaleza, estableciendo sus hogares entre montañas, ríos y bosques donde el silencio y el viento son parte de su rutina. Su existencia gira en torno al equilibrio entre cuerpo y mente, y cada gesto, cada decisión, parece meditado con precisión. Practican disciplinas físicas y espirituales con igual devoción, y su arquitectura se funde con el entorno, sin imponerse sobre él. La vida comunitaria es sobria, respetuosa y profundamente conectada con los ciclos naturales.
Creencias: Su devoción se dirige a Idhal, dios del equilibrio y los dragones, cuya figura representa tanto la serenidad como la fuerza contenida. Los dragones no solo son símbolos culturales: son emblemas de su nación principal, Dragonium, y aparecen en sus estandartes, esculturas y rituales. La espiritualidad es parte de su día a día, no como dogma, sino como disciplina interior que guía su forma de vivir y luchar.
Longevidad: Alcanzan con naturalidad los 120 años sin necesidad de bendiciones divinas, como si el equilibrio que practican les otorgara una resistencia silenciosa al paso del tiempo. Su longevidad les permite perfeccionar sus habilidades y transmitir enseñanzas a través de generaciones sin prisa ni desgaste.
Rasgos culturales: Son guerreros disciplinados, formados en técnicas que combinan precisión física con control mental. Su cultura valora la introspección, la estrategia y el respeto por el adversario. Tras la caída de su ciudad ancestral, emprendieron una migración hacia el oeste del continente, llevando consigo sus tradiciones y su sabiduría. Aunque ahora viven dispersos, su identidad permanece intacta, y allí donde se establecen, florece una forma de vida que honra el equilibrio por encima de todo.

Arcanos oscuros:
Apariencia física: Su aspecto es sobrio y terroso, con piel, ojos y cabello en tonos marrones o negros que reflejan su conexión con la tierra y el trabajo físico. Poseen una musculatura más desarrollada que otras variantes, lo que les otorga una presencia imponente sin necesidad de ostentación. Su cuerpo está hecho para resistir, para construir, para luchar si es necesario, pero sin buscar gloria ni reconocimiento.
Estilo de vida: Prefieren la tranquilidad de los poblados pequeños o las extensas regiones donde la densidad de población es baja. Allí, lejos del bullicio, se dedican a la agricultura, la crianza o el trabajo para otros, sin ambiciones de liderazgo ni protagonismo. Su vida gira en torno a la utilidad y la libertad: trabajan duro, pero eligen cuándo y cómo hacerlo. Esta sencillez les permite viajar, cambiar de oficio o compartir tiempo con sus familias sin las ataduras de una jerarquía social rígida.
Creencias: Aunque no siguen cultos organizados ni estructuras religiosas complejas, mantienen una devoción serena por Arcus, diosa del bien, y por Aurelion, dios del sol. Para ellos, la espiritualidad no se manifiesta en templos ni rituales, sino en el respeto por la vida, el trabajo honesto y la luz que guía cada jornada. Su fe es silenciosa, pero firme.
Longevidad: Su esperanza de vida se sitúa entre los 90 y 110 años, suficiente para formar familias extensas, transmitir valores y recorrer el continente sin prisa. Aunque no alcanzan la longevidad de otras razas, su existencia está marcada por la constancia y la plenitud.
Rasgos culturales: Evitan el protagonismo social y rehúyen los focos de poder. Su cultura valora la sencillez, la libertad personal y el respeto mutuo. Son reservados, pero profundamente leales, y su forma de vida ha creado comunidades donde cada individuo es valorado por lo que aporta, no por lo que aparenta. En un mundo que a menudo premia la ambición, ellos eligen el equilibrio, la humildad y el vínculo con la tierra.

Arcanos grises:
Apariencia física: Su piel es completamente blanca, como si la luz misma hubiera sido drenada de su cuerpo. Inmutable ante el sol, no se broncea ni cambia, conservando una palidez que parece ajena al mundo natural. El cabello, similar al de los occidentales, varía entre tonos dorados, castaños y negros, pero es en los ojos donde se revela su singularidad ya que además pueden ser: rojos, amarillos o anaranjados, como brasas encendidas en medio de la nieve. Su mirada es intensa, penetrante.
Estilo de vida: Viven alejados del resto de razas, en regiones sombrías donde la luz apenas se filtra. Cuevas, bosques densos o tierras envueltas en niebla son sus refugios, lugares donde el sol no alcanza y la introspección florece. El aislamiento ha moldeado su carácter: hostil, reservado y profundamente centrado en el estudio. La vida social es mínima, y sus comunidades, cuando existen, son silenciosas y jerárquicas, dedicadas casi exclusivamente a la investigación mágica y al perfeccionamiento de sus artes oscuras.
Creencias: Han abandonado por completo el culto a las deidades benignas. En su lugar, han forjado pactos con dioses malvados, entidades que les ofrecen poder a cambio de devoción y obediencia. Estos vínculos no son simbólicos: son reales, sellados con sangre, juramentos y rituales que alteran la esencia misma del individuo. La fe de los grises no busca redención ni equilibrio, sino dominio, conocimiento y trascendencia.
Longevidad: Gracias a su dominio mágico y a los vínculos divinos que han establecido, su esperanza de vida se extiende hasta los 200 años. Aunque pueden morir de vejez, muchos prolongan su existencia mediante rituales, pactos o el uso de magia prohibida. El tiempo, para ellos, es una herramienta más que una limitación.
Rasgos culturales: Poseen un control excepcional de la magia, especialmente en sus formas más complejas y peligrosas. Son temidos por su poder, respetados por su sabiduría y evitados por su imprevisibilidad. Otras razas los observan con recelo, incapaces de comprender del todo sus motivaciones o su forma de vida. Para los grises, el conocimiento es poder, y el poder es libertad. Su cultura gira en torno al estudio, la experimentación y la superación de los límites impuestos por la moral o la tradición.

Arcanos rojos:
Apariencia física: Su piel se presenta en una gama vibrante que va desde el rojo profundo hasta el rosa intenso, como si el fuego y las flores se hubieran mezclado en su sangre. El cabello y los ojos varían entre múltiples tonalidades, aunque predominan los oscuros, lo que les da una mirada penetrante y un aire de sabiduría. Su aspecto es llamativo, pero no agresivo: hay en ellos una belleza salvaje que parece cambiar con cada región que atraviesan.
Estilo de vida: Viven como nómadas, formando comunidades pequeñas que se instalan temporalmente en ruinas olvidadas, bosques densos, desiertos silenciosos o aldeas remotas. Sus viviendas son sencillas, construidas con materiales caducos que reflejan su paso efímero por cada lugar. No permanecen mucho tiempo en un sitio, pero allí donde se asientan, dejan huella: música, comercio, historias y vínculos que florecen con rapidez. Su estilo de vida es libre, adaptable y profundamente conectado con el entorno.
Creencias: Veneran a Néburan, dios de la naturaleza, y a Chami’le, dios del arte, figuras que encarnan su forma de entender el mundo: como algo que debe sentirse, no dominarse. Sus rituales son espontáneos, muchas veces celebrados con música, danza o actos de creación. La espiritualidad de los rojos no se encierra en templos, sino que se manifiesta en cada gesto, cada viaje, cada intercambio.
Longevidad: Su longevidad es un misterio. Los rojos guardan con celo los secretos de su ciclo vital, y aunque algunos parecen vivir siglos, otros desaparecen sin dejar rastro. Esta incertidumbre ha alimentado leyendas sobre su conexión con fuerzas naturales que les otorgan una existencia flexible, ajena al tiempo tal como lo entienden otras razas.
Rasgos culturales: Son comerciantes excepcionales y viajeros incansables. Su llegada suele ser motivo de alegría en las regiones que visitan, pues traen consigo bienes exrtaños, historias fascinantes y una energía que revitaliza el entorno. Su cultura valora la libertad, la expresión artística y el intercambio. Aunque algunos los ven como errantes sin raíces, los rojos han construido una identidad sólida en movimiento, donde cada paso es parte de su legado.