Los kraslam: Son seres de belleza inquietante y alas negras que cortan el cielo como sombra al atardecer. Creados por Hansi-Kürsch, dios de la destrucción y las tinieblas eternas, su existencia refleja la fuerza cruda y salvaje del poder oscuro. Su piel es gris, su cabello y ojos son negros como la noche más profunda, y su sangre fluye negra, como tinta que mancha el mundo. Habitan en cúmulos de nubes densos y tormentosos, donde sus ciudades flotan entre relámpagos y viento, formando fortalezas vivientes de caos y poder. Desde su creación, buscan derrotar a Cleops y conquistar el plano celestial, pues su dios no dispone de un cuerpo físico con el que intervenir, y ellos mismos deben ser el brazo de la oscuridad. La guerra con los bareijos los define, y termina con casi todos muertos, dejando únicamente a un mestizo superviviente, portador de la herencia de ambas razas.
Apariencia física: Poseen una belleza intensa y salvaje, similar a la de los bareijos, pero con un aire peligroso y primitivo. Sus alas negras contrastan con la blancura de sus enemigos, y su piel gris refleja la dureza de su existencia en tormentas perpetuas. Los ojos y cabello oscuros resaltan su aura de misterio y amenaza, mientras que su sangre negra marca la oscuridad que los define. Pueden cambiar de forma o sexo, pero su aspecto siempre mantiene un aire salvaje y dominante, recordando que son hijos de la destrucción.
Estilo de vida: Viven en cúmulos de nubes densos y tormentosos, un plano de caos donde las corrientes violentas y los relámpagos forjan su fuerza. Desde temprana edad, los kraslam entrenan para la guerra y la magia oscura, convirtiéndose en guerreros y hechiceros poderosos. Su existencia gira en torno a la lucha contra los bareijos, la planificación de asaltos al plano celestial y el dominio de la destrucción y las tinieblas. Son territoriales y aislados, pero unidos por un propósito común: hacer que la luz se doblegue.
Creencias: Adoran a Hansi-Kürsch, dios de la destrucción y las tinieblas eternas, aunque él carece de forma física y no puede guiarlos directamente. Su fe está ligada al propósito de derrotar a Cleops y desafiar la luz, convirtiéndose ellos mismos en la extensión del poder oscuro. La guerra contra los bareijos no es solo un conflicto físico, sino también un mandato divino: cada batalla, cada hechizo, cada vuelo entre tormentas es un acto de devoción y de prueba de su fuerza y lealtad.
Longevidad: Como los bareijos, los kraslam poseen juventud eterna, resistiendo el paso del tiempo y acumulando poder durante siglos. Esta longevidad les permite perfeccionar habilidades de combate y magia, así como acumular conocimiento sobre la guerra y la destrucción, convirtiéndose en seres casi divinos en fuerza y capacidad. La eternidad no les garantiza victoria, pero sí les da paciencia, resistencia y la perspectiva de planear estrategias que otros solo pueden imaginar.
Rasgos culturales: Su cultura está marcada por la guerra, la supervivencia y la ambición de poder. Su idioma y escritura (Kurshak) reflejan la oscuridad y el caos que los rodea, cargado de símbolos que evocan magia destructiva y fuerza. Sus ciudades, flotando sobre nubes tormentosas, son laboratorios de ingeniería bélica y arte oscuro. Su sociedad valora la fuerza, la astucia y la capacidad de dominar la magia de las tinieblas; y cada kraslam se forma desde joven para cumplir con su rol en la guerra eterna, hasta el día en que solo un superviviente queda para heredar la memoria de su raza.