Multiformes

Los Multiformes Guiados por los dioses desde su origen, los multiformes fueron creados por Vélmior, en un acto de ambición y deseo. Su diseño (mitad animal, mitad bípedo) los convirtió en una élite natural: poderosos, ágiles, sabios, y temidos. Pero su ascenso fue interrumpido por Aserén, quien los castigó, temiendo que su perfección rompiera el equilibrio del mundo. Lo que fue una raza dominante se convirtió en un recuerdo disperso. Hoy, los multiformes viven ocultos, lejos de las ciudades y los altares. No forman comunidades, no buscan reconocimiento. Pero su silencio no es debilidad. Aunque pocos, siguen siendo una amenaza latente, una advertencia viva de lo que ocurre cuando los dioses no se ponen de acuerdo.

Apariencia física: Los multiformes poseen una dualidad innata: pueden adoptar forma bípeda o animal, pero nunca se desprenden por completo de su base genética. Un multiforme con ascendencia felina puede caminar sobre dos patas, pero conservará garras, pupilas rasgadas o una cola que delata su origen. Esta fusión entre lo salvaje y lo racional fue el resultado del capricho de Vélmior, dios dual de la lujuria, quien buscaba una raza que encarnara la pasión instintiva de las bestias y la sabiduría de las razas pensantes. Su aspecto varía enormemente, pero siempre conserva una armonía inquietante: demasiado inteligente para ser animal, demasiado primitivo para ser un ser bípedo.
Estilo de vida: Tras la guerra de la supremacía, en la que conquistaron regiones enteras, los multiformes fueron marcados como amenaza. Aserén, dios de la vida, limitó su fertilidad para frenar su expansión, condenándolos a una existencia solitaria y escasa. Hoy, viven en parejas, ocultos, evitando formar comunidades por miedo a ser perseguidos. Su estilo de vida es discreto, nómada, y profundamente íntimo. No buscan poder ni reconocimiento: buscan sobrevivir sin despertar el temor que una vez provocaron. Sus hogares están adaptados al entorno, y su día a día se basa en la cooperación silenciosa entre dos seres que comparten una historia de gloria y castigo.
Creencias: Enfadados por la intervención de Aserén, los multiformes abandonaron toda fe. No veneran a ningún dios, ni participan en rituales que puedan otorgar poder a entidades superiores. Su espiritualidad, si existe, es interna, basada en la conexión con su pareja, con su forma animal, y con la memoria de lo que fueron. Para ellos, los dioses son arquitectos crueles, y la devoción es una cadena que prefieren romper. Su rechazo no es blasfemia: es protección.
Longevidad: La longevidad de los multiformes depende del animal base con el que comparten su genética. Algunos viven cerca de 1.000 años, otros alcanzan los 2.000. No envejecen como otras razas, pero tampoco son eternos. Al no rendir culto a ningún dios, no reciben bendiciones divinas que prolonguen su existencia. Su vida es larga, sí, pero finita. Y cada año que pasa, son menos.
Rasgos culturales: Ágiles, fuertes e inteligentes desde su nacimiento, los multiformes no evolucionan con la edad: nacen cerca del límite de su potencial. Esta superioridad inicial los convirtió en conquistadores, pero también en parias. Su cultura, hoy casi extinguida, se basa en la memoria, en la transmisión oral entre parejas, en la danza de formas que solo ellos comprenden. No escriben, no fundan ciudades, no buscan aliados. Son los últimos ecos de una raza que fue demasiado perfecta para ser permitida. Y aunque pocos los recuerdan, su sombra aún camina por Terraisk.